Durante mucho tiempo me debatí entre un camino que sólo parecía tener dos direcciones posibles, la terapia o el arte. Cuando me apartaba de uno, andaba rápido a refugiarme en el otro. Y así mis dudas, en lugar de aclararse, parecían ir en aumento.
Sentía que mis necesidades más profundas estaban reclamando ser atendidas. Y lo más curioso es que sabían cómo, aunque este cómo, suponía rechazar casi todo lo establecido.
Y buscando incansablemente otras formas y caminos que se salieran del molde, tuve bellos encuentros y reencuentros, compartí experiencias y vivencias que me han hecho estar aquí y ahora con una simple y bella idea: crear un espacio donde poder jugar con el propio cuerpo, investigar y descubrir, por el placer de hacerlo, sin juicios ni modelos.
Por el camino me he encontrado con personas que me han inspirado y acompañado en mi deriva personal hacia la creación del Taller de Movimiento. Reconociendo una tercera dirección: la de la Expresión. En ella he encontrado un nuevo marco de referencia que da cabida a mis sentires y necesidades más profundas.
He de agradecerles enormemente todo lo que me han aportado: Arno Stern (su trabajo sobre la Semiología de la Expresión); Miguel Castro y Vega Martín (en Diraya); Diana de Dios (Espacio Voltereta) y Maria Ayuso (Taller de Movimiento en Coslada). Gracias a todas ellas pude ponerle nombre a algo que llevaba sintiendo toda la vida: la capacidad innata de Juego, Expresión y Movimiento que hay en cada persona.
Aunque este descubrimiento no habría sido posible de no haber sido por mi querida amiga Teresa, quién en el último año ha sido mi Chamana, mi Maestra y mi Guía. En ella confluyen todos los caminos de mis búsquedas vitales. Gracias.
Caminos, direcciones, encuentros, vivencias... me llevan a abrir el Taller de Movimiento en Guadalajara. ¡¡¡Con todo mi amor, os espero!!!
