El Movimiento Auténtico y yo


El Movimiento Auténtico nace de las ganas que ha tenido y tiene mi cuerpo de sentirse vivo, de moverse, de expresar. No busca hacer formas para ser vistas desde fuera, sino que lo que pueda salir nace de lo más profundo, desde ese lugar donde todo mi ser se siente uno... Esta es la historia de cómo ha nacido el taller de Movimiento Auténtico.

Al principio esperaba que las circunstancias se hicieran propicias: contagiarme con una buena música, coincidir con alguien que compartiera esas mismas ganas de moverse, o encontrarme en un espacio amplio y sin obstáculos. Surgió en un gran festejo de boda y duró toda una noche; también me sucedió en las calles de Galway con una gran amiga dejándonos llevar por la música de un percusionista callejero...

Después empecé a ser yo la que creara las ganas de moverme, buscando la música que me llegase al corazón, dedicándome el tiempo y preparándome el espacio. Así, poco a poco, fui configurando la circunstancia propicia: descubriendo que la mejor compañía podía encontrarse dentro de mí... El espacio podía ser tanto un parque florecido en primavera como una habitación despejada de casa. La música, cuanto menos letra o menos comprensible para mi, como las músicas del mundo, más me dejaba conectar con mis emociones.

Y esto fue sólo el principio de mis experimentos, porque el cuerpo y su movimiento son un laboratorio donde los materiales con los que investigar son infinitos.

Disfrutando del movimiento en festival de Guareña

Ir más allá de lo establecido

Después de terminar la carrera de psicología y de años de experimentación profesional en diversos ámbitos y contextos, mis dudas e ilusiones se mezclaban con la extraña sensación de no ser capaz de sentir que mi trabajo tuviera algo de mi, y sin embargo tenía una necesidad vital de que así fuera.  En aquellos momentos de reflexión y búsqueda, me sentí atraída por un libro de autoayuda encaminado a ayudarte a encontrar tu camino. De este libro surgió un sueño: ¡mamá, quiero bailar! Mi mente, transcribiendo toda la información de forma que le encajara, le dio forma a este sueño en el camino más lógico: si quieres bailar, apúntate a una "escuela profesional".

La experiencia de la escuela me ayudó a saber que yo no necesitaba una escuela ni ser bailarina profesional. Me hizo ser más consciente de que mis ganas de moverme no tenían mucho en común con la técnica y las formas coreográficas. Aún quedaba mucho por descubrir...

Grandes descubrimientos

Tenía que pasar por esa escuela, pues el destino me tenía preparada una sorpresa. Allí conocí a una persona que llegaría a ser una gran amiga, y fue ella quien me habló de unas clases de movimiento consciente a las que acudí. La querida maestra y la magia del grupo que hicimos me enseñaron un universo en el que todas las experiencias e inquietudes de mi persona se sentían escuchadas y acogidas.

Y porque los descubrimientos no suelen venir solos, también por aquellos días tuve el placer de asistir a clases de Danza Libre, que aunque con un método muy diferente al anterior, me permitió también sentir el placer de moverme y recuperar mi sensación interior como una pieza clave de mi movimiento.

De esta forma, sin darme aún cuenta de lo que estaba sucediendo, la vida me dio la oportunidad de conocer a dos maestros que cada uno a su manera mostraban una forma maravillosa y plena de sentirse y conocerse a través del movimiento.

Fue entonces cuando empecé a crear mi propia manera...


¿Qué experimento cuando me muevo de forma auténtica?

Poco a poco fui relacionando el placer del movimiento con una forma más de sentir, de estar, de escuchar la música, y en esa nueva manera intuía una conexión poderosa entre mi cuerpo, mi mente y mi espíritu.

Me di cuenta de que a través del movimiento toda la energía de mi ser se ponía en circulación; podía sentir como la mente se despejaba dando paso a pensamientos más armoniosos, cómo mis propias barreras se iban cayendo a medida que los movimientos iban fluyendo, cómo todo mi cuerpo vibraba a la misma frecuencia que la música que escuchaba. Mi espíritu sentía una alegría inmensa.

Encontrando el Movimiento Auténtico


¿Por qué darle forma de taller?

Cada vez que experimentaba el placer de moverme de forma auténtica, una sensación aparecía de forma recurrente e insistente: las ganas de compartir esta experiencia y de descubrir el placer de movernos conjuntamente de manera auténtica. Algo me decía que al compartir crearíamos algo todavía más maravilloso si cabe, que la magia que brotaba en mi interior se podía ver, oler, escuchar y sentir...y que podría sugerir que otro cuerpo conectase, expresara y compartiese su propia magia.

De aquí surge el taller de Movimiento Auténtico y el resto de la historia está por escribirse... ¿Quieres ayudarme a continuarla?

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2 comentarios :

  1. Me encanta el movimiento, la música y expresión libre del ser. Suena genial chicos

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