Un año en la Alcarria

El pasado domingo fue el cumpleaños de Sol. Dos años preciosos de aprendizaje y vida. Y esto también quiere decir que fue nuestro primer cumpleaños viviendo en Guadalajara, en Horche, en la casa de "elviento". Y han pasado muchas cosas en este año.

Fue a finales del 2012 cuando decidimos dar un cambio en nuestras vidas, salir de la ciudad y criar a Sol en la naturaleza. Ese fue el comienzo de la creación de "elviento", nuestro sueño hecho realidad: poder vivir ayudando a la gente a que pueda vivir como desea. Es bonito echar la mirada atrás y ver todas las cosas que han pasado este año y lo mucho que nos han cambiado las cosas.

Recordamos la primera vez que pisamos las calles de Guadalajara, donde dos buenos amigxs nos llevaron a visitar dos lugares muy especiales. Nos conocían bien, pues esos sitios más tarde serían dos grandes claves de este año: La Biblioteca Pública y el Rincón Lento. En la Biblioteca descubrimos cómo la gente puede dar vida a un lugar y hacerlo suyo, otorgándole el verdadero significado de lo "público". En el Rincón Lento nos dieron una calurosa acogida, y desde allí descubrimos el sinfín de iniciativas sociales que se expanden por Guadalajara. Al Rincón le dedicamos esta entrada. "elviento" tiene mucho de estos dos lugares. Además, para marzo haremos algo muy especial en la Biblioteca...

El reto era importante (y lo sigue siendo): cambio de la ciudad, al campo; de un piso a una casa donde casi todo depende de ti; de un trabajo seguro a perseguir un sueño incierto y el venir sin conocer a nadie (salvo los dos amigos que nos dieron las claves). Todo este año ha sido la historia de este cambio. No podemos ocultar que no haya sido duro, pues lo ha sido, pero tras fríos y temores, hay también calidez y alegrías. Y sobre todo la sensación de estar haciendo lo que deseas, de estar vivos, y de poder estar ayudando a que la gente cumpla sus sueños.

Hemos tenido la oportunidad de vivir este año en un espacio increíble, la casa de la ladera, que algunxs ya llaman la casa de "elviento". Nuestro centro-hogar y, donde las personas que pasan por aquí encuentran ese remanso de paz que anhelan, del que se pueden llevar un trocito para su día a día. Gracias a la familia que nos brindó la oportunidad de poder disfrutar de este lugar.

Hemos conocido a gente extraordinaria, que nos han acogido con los brazos abiertos y nos han ayudado con todos nuestros cambios. Muchas gracias a toda la gente de Guadalajara, y a los que nos seguís desde Madrid y desde otros rincones de España (y del mundo!).

Hemos descubierto y colaborado en la creación de herramientas sociales para empoderar a las personas, como la moneda social la Bellota, o el Rincón Reusa. Ahora, para los que no pueden o para los que no quieren, no es necesario pagar por lo que os ofrecemos en euros, sino que también lo puedes hacer en moneda social.

Hemos estado junto a la Naturaleza cuando brota y crece buscando y creando la Primavera, con el ruido de los pájaros que te envuelve, y con esa energía que te hace salir del cobijo emanando ganas.

Hemos visto a nuestra Sol crecer en la Naturaleza: aquí ha aprendido a andar, a hablar, a coger rabietas, a dar abrazos enormes y a sonreír con toda su alma. ¿Eres capaz de sonreír con el cuerpo entero? Ella sí.

Hemos ayudado a mucha gente, a través de consultas, talleres, encuentros, regalos, conversaciones, comidas compartidas... No os imagináis lo feliz que nos hacéis cada vez que nos decís "gracias", cada vez que vemos vuestras sonrisas y cuando sentimos el cambio que se produce en vosotrxs a vuestro paso por elviento. Porque más incluso que el calor y el brotar de la primavera, sois vosotrxs los que nos habéis hecho sentir viv@s y le dais sentido a todo nuestro esfuerzo.

Hemos venido hasta aquí para ayudarnos y para ayudarte. No tenía mucho sentido apoyar a las personas a superar sus dificultades, a afrontar los cambios, a ser protagonistas de su vida... sin experimentarlo nosotrxs antes. Ha pasado un año desde que comenzamos este cambio, y la mejor lección ha sido el aprender a enfrentarnos a nuestros miedos. El miedo te congela y te impide avanzar hacia donde quieres. Hay que aprender a reconocer los miedos y luego, afrontarlos y superarlos. Es entonces, cuando empiezas a ser libre. Como el viento.

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